ESTADOS UNIDOS.- El Museo de Arte de Milwaukee, en Estados Unidos, exhibe la polémica obra titulada "Huevos Benedict". Se trata de un retrato del Papa Benedicto XVI hecho con diecisiete mil preservativos de distintos colores.
La comunidad católica de la ciudad protestó y criticó fervientemente la obra, aunque los directivos del museo aclaran que han tenido, desde otros lugares, importantes muestras de apoyo para exhibirla.
Niki Johnson fue el creador de este polémico retrato, inspirándose en las declaraciones hechas por el Papa Benedicto XVI en 2009. La obra surge como una respuesta a las afirmaciones del entonces pontífice, quien se manifestó en contra del uso del preservativo, llegando a decir que no era efectivo para reducir la epidemia de HIV en África, argumentando que podría incluso ayudar a expandirla.
Este retrato surge en protesta y rechazo a estas declaraciones, a la vez que busca concientizar sobre la importancia del uso del preservativo como cuestión central para la salud pública.
La obra generó un gran revuelo y entre los voceros más críticos del retrato se encontró el Arzobispo de Milkaukee, Jerome Listecki, quien criticó fervorosamente la frivolidad de la obra, afirmando que como sociedad hemos perdido el sentido de lo sagrado.
El museo que alberga la obra recibió cerca de 300 quejas, en respuesta a lo cual Dan Keegan, director del museo, se expresó en un comunicado de prensa donde señala que la intención de la obra nunca fue la ofensa, sino abrir un debate sobre un asunto fundamental para la salud pública a nivel mundial. Expresó además que la finalidad de las obras de arte que allí se exponen es alentar a la reflexión y al cuestionamiento de lo que se considera inamovible.
La comunidad católica de la ciudad protestó y criticó fervientemente la obra, aunque los directivos del museo aclaran que han tenido, desde otros lugares, importantes muestras de apoyo para exhibirla.
Niki Johnson fue el creador de este polémico retrato, inspirándose en las declaraciones hechas por el Papa Benedicto XVI en 2009. La obra surge como una respuesta a las afirmaciones del entonces pontífice, quien se manifestó en contra del uso del preservativo, llegando a decir que no era efectivo para reducir la epidemia de HIV en África, argumentando que podría incluso ayudar a expandirla.
Este retrato surge en protesta y rechazo a estas declaraciones, a la vez que busca concientizar sobre la importancia del uso del preservativo como cuestión central para la salud pública.
La obra generó un gran revuelo y entre los voceros más críticos del retrato se encontró el Arzobispo de Milkaukee, Jerome Listecki, quien criticó fervorosamente la frivolidad de la obra, afirmando que como sociedad hemos perdido el sentido de lo sagrado.
El museo que alberga la obra recibió cerca de 300 quejas, en respuesta a lo cual Dan Keegan, director del museo, se expresó en un comunicado de prensa donde señala que la intención de la obra nunca fue la ofensa, sino abrir un debate sobre un asunto fundamental para la salud pública a nivel mundial. Expresó además que la finalidad de las obras de arte que allí se exponen es alentar a la reflexión y al cuestionamiento de lo que se considera inamovible.
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