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lunes, 17 de abril de 2017

Hallaron Un Cadáver Lanzado Desde Una Avioneta En El Techo De Un Hospital

El cuerpo de un hombre, que según testigos fue arrojado desde una avioneta, fue encontrado en el techo de un hospital público el miércoles en el norteño estado mexicano de Sinaloa, que actualmente es escenario de pugnas entre dos grandes cárteles de la droga.

El cadáver fue hallado en el techo de un hospital del seguro social (IMSS) del pueblo Eldorado en las primeras horas de la mañana, dijo un funcionario del establecimiento, quien no estaba autorizado a decir su nombre.

Personas que se encontraban fuera del hospital dijeron que una avioneta iba volando bajo y dejó caer un cuerpo humano, señaló el funcionario, quien agregó que había reportes de que habían sido lanzados dos cuerpos más en el pueblo, ubicado a 60 kilómetros al sur de la capital estatal Culiacán.

No estaba claro si el hombre había sido lanzado vivo desde la avioneta. Según fotografías divulgadas por medios locales, tenía una bolsa en la cabeza y vestía un suéter deportivo rojo.

Un funcionario de la fiscalía estatal dijo que hasta el momento no tenía información que proporcionar sobre el caso.

Medios locales dijeron que supuestos integrantes del crimen organizado se llevaron los otros dos cuerpos lanzados desde el aire.

Sinaloa es la cuna del cártel del mismo nombre y del capo narco Joaquín "el Chapo" Guzmán, quien dirigió la organización hasta su recaptura en enero del 2016. Guzmán fue extraditado a los Estados Unidos en enero de este año.

Actualmente, esta organización, considerada una de las mayores del narcotráfico en el mundo, está enfrentada al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) por territorios de cultivos de drogas y por las rutas del tráfico hacia los Estados Unidos y el Pacífico.

Subasta de… ataúdes en Portugal

¿Ataúdes en una subasta? La insólita iniciativa acaba de ser puesta en pie por la Autoridad Tributaria de Portugal (ATP) después de embargar los productos a la venta en sendas funerarias, una en Amadora (a las afueras de Lisboa) y otra en Vila Nova de Gaia (al otro lado del Puente Luís I de Oporto).

En total, son 13 los féretros que estaban a disposición de los clientes y ahora pueden cambiar de manos por un precio global de 2.700 euros, tal cual muestra la página de la institución en internet.

Pero la polémica se ha instalado alrededor de la curiosa subasta, en vista de que la Asociación de Agentes Funerarios (AAF) de Portugal ha puesto el grito en el cielo y se opone a su celebración o a que se resuelva el asunto cuando llegue una oferta vía web.

Se trata de bienes incautados como consecuencia de multas no abonadas y de las deudas acumuladas por las empresas en cuestión a lo largo de los dos últimos años.

El colectivo que agrupa a los profesionales del sector considera que estamos ante un material muy «valioso» e insta al Estado a quedarse con este lote de ataúdes. Joao Barbosa, portavoz de la AAF, acredita que es la primera vez que ve una propuesta semejante y la califica como un «caso anecdótico».

El tira y afloja está servido, con el Sindicato de los Trabajadores de Impuestos terciando en la controversia para inclinar el asunto a favor de la puja. Todo sea por la recaudación pura y dura, según se desprende de las palabras pronunciadas por su presidente, Paulo Ralha: «El valor de la deuda tiene que ser recuperado de una manera o de otra. Y ese valor es independiente del objeto en liza».

A su juicio, la convocatoria resulta «original», como mínimo, aunque le viene a la mente una situación análoga en la que un ciudadano tuvo que subastar varios de sus calzoncillos y hasta el hilo dental para sufragar una cuenta pendiente con Hacienda de escasa cuantía, pero que le era reclamada con urgencia.

Eso sí, la puja resulta única si tenemos en cuenta que salen a la venta féretros, algo que no había acontecido con anterioridad.

De acuerdo con una emisora de radio local, el embargo en la funeraria se produjo debido al impago de una multa de 8.000 euros, que le fue impuesta después de que el empresario ocultase sus cuentas al Fisco durante dos años consecutivos. Esta circunstancia llevó a los inspectores a personarse en el local, donde se presentaron con la idea preconcebida de reclamar los ataúdes porque, de hecho, irrumpieron con sus números de referencias anotados.